Coscomatepec, Ver.-La tranquilidad de la noche se rompió cerca de las 2:00 de la mañana, el estruendo del lodo desbaratando todo a su paso levantó la alerta en la comunidad de Temasolapa.
Los gritos de auxilio en medio de la oscuridad de la noche levantaron a las familias que salieron a ver lo que pasaba, pues un desgajamiento que venía desde el vecino municipio de Alpatláhuac ocasionó la tragedia para una familia en el municipio de Coscomatepec.
Separada solo por un camino de piedras sueltas las comunidades de esos municipios, comparten desde los terrenos para la siembra, hasta la escuela de Conafe y esta madrugada la desgracia del fallecimiento de una familia vecina, cuya vivienda de madera quedó bajo el lodo.
La zona de Coscomatepec cuenta con múltiples comunidades en laderas de cerros, lo que las coloca en situaciones de riesgo por deslaves y escurrimientos, como lo que ocurrió este sábado.
El señor Alfonso Hernández Delgado, vecino de la comunidad, dijo que cerca de las 2:00 estaba en su vivienda, durmiendo con el ruido de la tormenta, cuando fueron a avisarle que había un deslave y que había quedado sepultada la vivienda de su cuñada.
De inmediato se levantó y salió corriendo para prestar ayuda, sin embargo al llegar a la vivienda descubrió que su familia estaba intacta, salvo por el susto; no así quienes ocupaban una vivienda vecina.
Uno de sus amigos de la infancia Agustín Gilbón Hernández, no aparecía, él, su esposa y uno de sus hijos estaban sepultados bajo el lodo, trataron de sacarlos a mano, con palas, en la espera de que llegara maquinaria, pero los cuerpos salieron sin vida.
Agustín Gilbón, a quien se refería en vida como "pari" era de los primeros en cooperar para mejorar su comunidad, dijo el también ex-agente municipal. "Era de los primeros en aportar trabajo y dinero cuando había".
"Tiene como 20 días que les dije yo en broma paris, qué será de nosotros cuando nos muramos, ¿podremos jugar baraja?", pues este era uno de los entretenimientos que tenían en casa, en lugar de ir a ingerir bebidas alcohólicas.
Entre lágrimas recuerda así uno de los últimos momentos que pasó de diversión con el joven de 35 años, cuya familia se vela en la capilla de la comunidad, donde su madre y vecinos resguardan los cuerpos para que no sean fotografiados.
Para el medio día los preparativos de las pompas fúnebres continuaban, la comunidad se preparaba, algunos después de pasar horas paleando lodo, otras preparando la ropa que usarían por la eternidad y otros más acomodando la capilla para el velatorio.
Afuera los hombres compartían una botella de dos litros, llena de aguardiente, que servían en vasos de unicel, las mujeres atendían el fogón y preparaban ollas de té y alimentos para la jornada que inició con la tragedia y acabará con los rezos, después de enterrar los cuerpos en el panteón.
Los niños y los perros corren entre la gente, bajo la lluvia, mientras la advertencia corre de boca en boca, pues temen que haya un nuevo deslave.
pmc/Foto AVC